Un juego que premia la paciencia y promete muchos desenlaces inesperados:
Se puede ganar, incluso, cuando todo parece perdido y te queda una sola ficha para mover…
El Pogo es uno de esos juegos que saben sorprender. A simple vista parece elemental, con pocos materiales y un tablero simple, hasta podría parecerte un TA-TE-TI (y es cierto que se puede jugar al TA-TE-TI con el Pogo); pero una vez que lo descubrimos nos damos cuenta del potencial de desarrollo estratégico que nos ofrece.
A ello:
Necesitamos
Un tablero de 3×3
6 fichas apilables de un color,
y 6 de otro…

con tres torres de dos fichas cada quién…
Gana
Le jugadore que logre conquistar todas las torres del tablero.
Son tuyas las torres que encima tienen una ficha de tu color, sin importar las que haya debajo.


En tu turno
-de alguna de tus torres-
podés mover:






o sea que la cantidad de fichas que elegís mover determina los pasos que tenés que dar. (El máximo es tres fichas, tres pasos)
ahh, me olvidaba!
No vale mover en diagonal, ni volver sobre tus propios pasos en un mismo turno.
Caso especial:
Hay un caso especial, en el que moviendo tres fichas, es posible quedar en un casillero contiguo, como si se hubiera dado un solo paso. Esto pasa porque los tres pasos se dan en “U”. (este movimiento puede ser invalidado si así lo prefieren y lo acuerdan previamente quienes participan, pero, partiendo de la igualdad de posibilidades no afecta al desarrollo de una partida normal de Pogo.)
